Antes de ser libres (Spanish Edition)

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by Julia Alvarez

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Anita de la Torre nunca cuestionó su libertad viviendo en la República Dominicana. Pero al cumplir doce años de edad en 1960, la mayoría de sus familiares han emigrado a Estados Unidos, su tío Toni ha desaparecido sin dejar rastro y la policía secreta del gobierno aterroriza a su familia restante dada su presunta oposición a la dictadura de Trujillo.   Utilizando la fuerza y el valor de su familia, Anita debe vencer sus miedos y volar hacia la libertad, dejando atrás todo lo que alguna vez había conocido.   De la renombrada autora Julia Alvarez llega una historia inolvidable sobre la adolescencia, la perseverancia y la lucha de una niña por su libertad. “Alvarez proves as gifted at writing for adolescents as she is for adults. A stirring work of art.”— Publishers Weekly , Starred Julia Alvarez es la autora galardonada de De cómo las muchachas García perdieron el acento y En el tiempo de las mariposas . Sus muy elogiados libros para lectores jóvenes incluyen Las huellas secretas , Un regalo de gracias , la serie de la tía Lola, En busca de milagros y Devolver al remitente . Alvarez ha recibido varios premios por sus obras, incluyendo el Pura Belpré Award y el Américas Award por sus libros infantiles, el Hispanic Heritage Award en Literatura y el F. Scott Fitzgerald Award por su Logro Destacado en la Literatura Americana. En 2013 fue premiada con la Medalla Nacional de las Artes de Estados Unidos por el presidente Obama. Es una escritora residente en Middlebury College y, junto con su esposo Bill Eichner, estableció Alta Gracia, un centro literario y finca sostenible de café en la República Dominicana. —¿Quiénes se ofrecen de voluntarios? —dice la señora Brown. Estamos preparando una obra para el Día de Acción de Gracias o Thanksgiving, que tomará lugar dentro de dos semanas. Aunque los primeros colonizadores ingleses nunca llegaron a la República Dominicana, asistimos a un colegio americano, así que hay que celebrar los días festivos americanos. Es una tarde calurosa y bochornosa. Tengo flojera y aburri- miento. Afuera, las palmeras están en absoluta calma. Ni siquiera una brisa. Algunos de los alumnos americanos se quejan de que no parece Día de Acción de Gracias cuando hace tanto calor como el Cuatro de Julio, el día de la independencia de los Estados Unidos. La señora Brown echa un vistazo por el aula. Mi prima, Carla, se sienta en el pupitre enfrente de mí y agita el brazo. La señora Brown llama a Carla y luego a mí. Carla y yo vamos a representar el papel de dos indias que les daban la bienvenida a los colonizadores. La señora Brown siempre nos da los papeles que no son tan buenos a nosotros los dominicanos. Nos reparte un cintillo con una pluma que sobresale como la oreja de un conejo. Me siento ridícula. —Muy bien, indios, acérquense y saluden a los colo- nizadores —la señora Brown hace señas hacia donde se encuentran Joey Farland y Charlie Price con sus rifles de juguete y sus gorros de    Davy Crockett, que lograron que la señora Brown les permitiera usar. Hasta yo sé que los pioneros vienen después de los colonizadores. —Anita —me señala—, quiero que digas: «Bienvenidos a los Estados Unidos». Antes de que pueda pronunciar mi parte, Oscar Mancini le- vanta la mano: —¿Por qué los indios se refieren a los Estados Unidos, cuando no existía tal cosa en ese entonces, señora Brown? El aula emite un gemido. Oscar siempre está haciendo pregun- tas. — ¡Yunaites Estéits! ¡Yunaites Estéits! —imita alguno de la  fila trasera. Se oyen risillas de varios compañeros de clase, hasta de algunos dominicanos. Detesto que los niños americanos se burlen de cómo pronunciamos el inglés. —Es una buena pregunta, Oscar —le contesta la señora Brown, que lanza una mirada de desaprobación a la clase. También ella debe haber oído el cuchicheo—. Eso se llama licencia poética. Algo que se permite decir en una historia que no fue cierto en la vida real. Como una metáfora o un símil. Justo entonces se abre la puerta del aula. Alcanzo a ver al direc- tor y detrás de él a la mamá de Carla, tía Laura, que se ve muy nerviosa. Pero la verdad es que tía Laura siempre parece nerviosa. A papi le gusta bromear que si hubiera una prueba olímpica de preocupación, la República Dominicana ganaría si su hermana fuera parte del equipo. Pero últimamente papi también se ve muy preocupado. Cuando le hago preguntas, contesta que, «La curiosi- dad mató al gato», en vez de lo que siempre dice, «La curiosidad es señal de inteligencia». La señora Brown camina hacia el frente del aula y habla con el director por un minuto antes de seguirlo al pasillo, donde se encuentra tía Laura. Cierran la puerta. Por lo general, cuando la maestra sale del aula, Charlie Price, el payaso de la clase, hace de las suyas. Cosas como cambiar las manecillas del reloj para que la señora Brown se confunda y nos deje salir antes al recreo. Ayer, escribió ESTA NOCHE NO HABRÁ TAREA en letras grandes de molde y con la fecha en el pizarrón, JUEVES, 10

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