Elías tiene un problema enorme: sus dibujos nunca se parecen a la realidad. Sentado en su escritorio, rodeado de bolas de papel arrugado, Elías intenta dibujar un caballo. Pero no importa cuánto se esfuerce, las patas le quedan cortas, la cabeza muy grande y el resultado final no tiene vida. Para Elías, el arte tiene reglas estrictas: si no es perfecto, si no parece una fotografía, entonces no vale nada. Convencido de que "no sabe dibujar", está a punto de rendirse para siempre. Pero el destino tiene otros planes. Una esquina levantada en la vieja alfombra de su sala revela un secreto: un mapa antiguo y misterioso que emite un brillo extraño. UNA PUERTA A LO DESCONOCIDO El mapa guía a Elías por pasillos de su propia casa que nunca había notado, hasta una puerta polvorienta que no debería estar allí. Al abrirla, Elías no encuentra un armario viejo, sino la entrada al "Establo de Estilos": un museo inmenso, olvidado y sumido en el silencio.