¿Qué hacer con la muerte del ser amado? La respuesta de María Angélica Hernández Mardones en El camino del agua es dar, darse a sí y a los otros, mediante la escritura y el canto; es escribir la congoja, la angustia mutua, pues la muerte del ser amado es inevitablemente la propia muerte; pero también es cantar el agradecimiento y la admiración, es celebrar la memoria y el legado, porque incluso muriendo se enseña, se cuida y se da. Si es verdad que la poesía auténtica exige una forma tal de compromiso, hasta incluso poner en peligro al creador, se puede decir que El camino del agua es un auténtico don de sí. María Angélica Hernández Mardones nació en 1960 en Santiago de Chile. En 1973 el exilio obligó a su familia a refugiarse en Venezuela, país donde se graduó en comunicación social y licenciatura en letras en la Universidad Central de Venezuela. Allí fundó y dirigió el Taller de Poesía «Tierra de nadie». Estudió en el Instituto Oficial de Radio y Televisión de España y realizó postgrados en Washington State University y Stanford University. En 2018 publicó en Venezuela su libro Estética del deseo. La prostituta en la dialéctica de la historia. La modernización latinoamericana en la novela, el tango y la poesía (El Perro y la Rana, ed. digital) y al año siguiente en Chile (cesoc, ed. impresa). Ha ejercido el periodismo en diversos medios de comunicación en Venezuela y también se ha dedicado a la poesía y la crítica literaria.