El padre Nelson y el tesoro de las Amazonas, es una obra de ficción que retoma importantes momentos de la realidad colombiana para servir de escenario a una historia de amor en medio de la selva amazónica. Y permite conocer las entrañas del inhóspito sur colombiano donde todo lo que acontece es asombroso, mítico y cruelmente doloroso. Luego de cien años de La Vorágine, aparece esta historia de denuncia en la Amazonía colombiana. El padre Nelson es un sacerdote bogotano que fue enviado por su arrogante obispo como misionero a la última capilla de la selva amazónica, y alrededor de su vida pastoral, se desarrolla una serie de sucesos que nos permiten caminar por trillos, trochas sin caminos, navegar por largos y crecidos ríos, descubrir las riquezas que guarda esa extensa región ignorada, pero también podemos observar el desgobierno, la guerra y la delincuencia que actúa con libertad. Porque en ese recorrido obligado por las circunstancias de la guerra y los delincuentes, conoce las cárceles del pueblo en lo más intrincado de la manigua, y convive con los secuestrados militares, policías y políticos, descubriendo de paso la fragilidad del ser humano. Y en esa trama que nos envuelve con el avance de los capítulos, encontramos el amor en medio de las dificultades, las torturas, la muerte y el dominio del más fuerte. Y son los guerrilleros de Ponzoña los que someten a una población sumisa y abandonada, a la tiranía déspota de quien posee las armas. Se va descubriendo en medio de la realidad y la ficción, la caza de la fauna exótica para asesinarla, cautivarla y exportarla sin protección del Estado, porque en la Amazonía Colombiana no hay presencia real del Estado. Y aún en el presente siglo, se sigue reclutando la población indígena para convertirlos en guerrilleros; los narcotraficantes los llevan como raspachines, y los tramperos los esclavizan para cuidar las trampas, cargar las pieles y las jaulas con los animales capturados. A ratos parece que no es una novela, que es un simple relato de la realidad nacional, pero entrando en sus páginas, la realidad se confunde con la ficción y solo el atento lector podrá separar una de la otra. Solo la amistad sublime de un humilde indígena Coreguaje y el amor sin límites de Lucrecia, pueden salvar a nuestro personaje de tantos peligros que lo asedian. Aunque encuentra en el camino corazones nobles que le lanzan una tabla de salvación en medio de las aventuras que le presenta el destino. Es un libro de ficción que se mezcla con la realidad, pero no por ello deja de ser de denuncia. Porque lo que sucede en la Amazonía, para sus habitantes es la vida normal, pero para la gran ciudad es un simple, pero terrible relato de ficción. Durante su viaje de Bogotá a lo profundo del Caquetá, el padre Nelson observa desde el avión de Aires el contraste de la cordillera Andina con el pie de monte amazónico de extensas praderas que posteriormente se convierte en la selva interminable. Y desde la lancha, va encontrando la hermosa y variada fauna, la vegetación colorida, y el arrullo de las aguas del río Caguán para penetrar la inmensa jungla. Conoce los extensos cultivos de coca, los laboratorios y el complejo industrial de su procesamiento. Y en el cuartel de la mafia, luego de la celebración de la misa, cuestiona que la lucha contra el narcotráfico es una mentira, porque funcionarios, militares, políticos y magistrados actúan como vampiros que succionan recursos de esa economía subterránea. Las leyendas de tesoros y mujeres amazonas, prestan sus relatos para combinarlos con los hechos actuales y hacer ameno el libro.