"El Último Ciguayo" es un viaje hacia el corazón silenciado de Quisqueya, una travesía entre la bruma del tiempo y los ecos de una civilización que, aunque aparentemente extinguida, sigue palpitando en el alma del Caribe. Esta obra nace del asombro, del compromiso y del llamado profundo a rescatar una herencia viva. Más que un relato, es un acto de reconocimiento y justicia para con los ancestros, cuyos susurros aún habitan nuestros montes, ríos y pieles mestizas. Aquí se entretejen la historia, el mito y la fe en un tapiz de palabras que invitan a ver más allá de lo visible y a sentir más allá de lo audible. Cada capítulo es una llama encendida contra el olvido, una semilla sembrada en el lector para despertar la conciencia y la conexión con nuestras raíces. No estamos ante un texto histórico en el sentido tradicional, sino ante un relato poético que nos confronta con nuestra identidad caribeña y nos interpela a preservar lo que aún queda de sagrado en medio de la modernidad que avanza sin pausa. Así, esta obra no solo cuenta una historia: convoca a una misión. Y quien la lea, sabrá que también ha sido llamado. Con esta obra nos adentramos en las raíces profundas de la cultura y espiritualidad del ser humano caribeño, con especial mirada a la tierra dominicana. Aquí, lo ancestral y lo divino se entrelazan, recordándonos que toda identidad cultural auténtica tiene una dimensión espiritual que conecta al ser humano consigo mismo, con la naturaleza, con Dios y con su prójimo. A través de mitos, creencias y realidades, buscaremos iluminar el corazón de nuestra historia, comprendiendo cómo las fuerzas espirituales y culturales han modelado nuestro pasado y siguen marcando el rumbo de nuestro presente. Al mismo tiempo, abrimos el horizonte hacia el futuro, reconociendo los desafíos que nos exige una humanidad más consciente de su origen divino, de su responsabilidad social y de su esperanza eterna. Esta es una invitación a caminar de la mano del Último Ciguayo en el sendero de la fe, la cultura y la dignidad humana, hacia la plenitud que solo en Dios se alcanza.