Aída Paz era una novia desesperada. Su boda sería en sólo unos cuantos días y rogaba al cielo poder evitarla de alguna manera. Su padre la obligaba a casarse con Diego Corso, con quien apenas había cruzado algún saludo y, por supuesto, ninguno de los dos se amaba. Además, él y sus hermanos, David y Darío Corso, tenían fama de violentos y salvajes, cosa que la aterraba. Pero quedarse en su casa era peor, su padre escondía ante la gente su verdadera naturaleza, la que a ella casi la destrozaba