Oraciones a la Virgen de los Dolores. Con la Coronilla de los Siete Dolores, Letanías, Novena y Plegarias Esta obra se presenta con un elegante diseño en un práctico formato de bolsillo para facilitar su uso, impresa sobre papel crema con tipografía mejorada amistosa con la lectura para prevenir el cansancio de la vista. Nada conmueve más el corazón de los fieles cristianos que la contemplación de la Pasión de Cristo, por la que saldó nuestras deudas y nos devolvió a la amistad con Dios. Es conmovedor ver como muchos hijos de la Iglesia rezan sus devociones entorno a la Pasión con el rostro grave, contristado, e incluso con alguna lágrima que cae en algún momento de especial significación. Estas lágrimas sinceras e íntimas nos recuerdan a las propias lágrimas que la Santísima Virgen María derramó al contemplar el padecimiento de su amado Hijo por amor a la humanidad. Si acompañamos a nuestro Señor durante su Pasión honrando su sacrificio amoroso, también podemos acompañar a su Santísima Madre durante sus sufrimientos. Es nuestra Madre, y merece el afecto de sus hijos. Pero la advocación de la Santísima Virgen de los Dolores no sólo nos presentará una imagen de María receptiva ante nuestros filiales compadecimientos, sino que también será, además, una imagen activa que nos mostrará su compasión maternal hacia nosotros, sus hijos, especialmente cuando atravesamos momentos y etapas de dolor, tan distintas entre sí como pueden ser una enfermedad, un contratiempo económico, la muerte de un ser querido, la experiencia de la soledad… Pero con un elemento que las une, siendo la cruz que estamos invitados a abrazar en nuestras vidas. Siendo ésta una advocación tan querida en la piedad popular, no hemos querido que falten elementos que nos remitan a prácticas devocionales ampliamente difundidas como pueden ser varias oraciones para acompañar el ofrecimiento de una flor o una vela, o para honrar a la virgen Dolorosa mientras se procesiona su imagen por nuestras calles. También quisiera hacer mención expresa al dolor que acompañó cada gozo y alegría de nuestra Santísima madre, porque nunca hubo en la vida un solo momento al que le faltase la cruz, más allá de los días propios de la Pasión de su Hijo, siendo éste un libro apropiado para todo el año. Hoy ella también llora por nosotros y con nosotros, y jamás nos abandona. PADRE MANUEL RIVERA