En las profundidades de la cueva de Altamira un viajero observa con admiración y asombro signos creados por el hombre Paleolítico. Es un aventurero que no le tiene miedo a nada. Un hombre de acción que se encuentra en una encrucijada de su vida. Meses atrás, en compañía de un amigo, se dedicaba a rescatar niños destituidos que deambulaban por las calles de Cartagena de Indias. Gamines a los que nadie quería. El viajero fracasó en su labor y su amigo fue asesinado. ¿Por qué? Examinando las paredes y techos de Altamira, analizando sus pinturas rupestres, el hombre descubre signos misteriosos que cambiarán irremediablemente su vida y lo llevaran a viajar a Manaos y las selvas de la Amazonía.