Versos de vino y café con sus toques de agua y vinagre contienen la palabra versada de esa yo sensible, emotiva y renovada de ayer y hoy. Poesía donde expreso sueños de juventud, desilusiones, ilusiones, rabias, alegrías, así como concreciones de mujer madura, rebelde, contracorriente, erótica y más. Son varias vueltas de sol en las que la poesía y sus movimientos en mi ser, han sido agua que fluye cristalina o turbia, cambiante, transformadora, café para despertar en evolución, vinagre antiséptico o la bebida cruel de un “tengo sed”, vino para celebrar encuentros y desencuentros. Soy vino, vinagre, agua, café, entre esos cambios de sabores comprendí soy distinta a la manada, no tengo soberbia sino gratitud, agradezco al Universo o a Dios madre-padre (sin religiones o formas), es decir, a esa luz sobrenatural que nos guía y observa, cuya energía o energías equilibran el orbe. Agradezco a la Pachamama por toda la belleza natural, flora, fauna y demás en las que me muevo. Agradezco a mis ancestras y ancestros por toda la frecuencia inteligente de mi ADN, agradezco a mis padres María del Carmen y Domingo por la vida, el amor, los valores y cuidados. Agradezco a mi hermana mayor Nadiuska, a mi hermano mayor Amílcar y a mi hermano menor Anthony por ser hermandad, comprensión, amistad, unión. Agradezco a mis sobrinas y sobrinos Alondra Valentina, Andrés Santiago, Luis José, Luis David y Montserrat por ser ternura y alegría en mi camino. Agradezco a cada miembro de mi familia materna y paterna, así como a cuñadas, cuñado y demás seres queridos no biológicos pero de vida, por estar. Agradezco a mis maestras y maestros con o sin títulos que aportaron su granito de arena en mi crecimiento, agradezco a los grupos de mujeres como Espiral Feminista Revolucionaria y Fuerza Bolivariana de Mujeres Lara por mostrarme la lupa violeta, ahora me miro sin miedos y tabúes. Agradezco a Dionisia por los encuentros con café, fe y fraternidad, a Margarita por las conversaciones con sabor y degustación. Agradezco a Franquelina por las tertulias poéticas entre café y miche. Agradezco a todas y todos mis amigos, conocidos y no tan conocidos por aportar aprendizajes en mi camino. Agradezco a esos amores que dejaron una espina o un beso en mi memoria. Agradezco a quienes hicieron el bien o el mal en mí, ambas manifestaciones son parte de esta escuela llamada vida. Gracias, gracias, gracias, a cada persona nombrada o no, a cada vivencia que forman parte de estos versos de vino y café.